Extender el tiempo que
permanecen los niños, niñas y jóvenes en la escuela sin ampliar la oferta
curricular, sin crear condiciones mínima mente adecuadas para su funcionamiento,
puede servir para ofrecer alimentos a la población estudiantil, algo bueno sin duda,
pero no para responder a los propósitos de mejora que se reclama al sistema
educativo ni al interés de proveer la formación integral que se reivindica.
Las escuelas que han
iniciado la modalidad de Tanda Extendida, en su inmensa mayoría, no han podido
incorporar los talleres que le aporten el sentido de integridad a la
formación que ofrecen a los educandos.
Las y los docentes, lejos
de disponer del tiempo aludido para la planificación de su trabajo, han debido
asumir tareas impropias de su rol: servir almuerzo, organizar las filas para el
retiro de alimentos, organizar el lavado de los utensilios, cuidar los alumnos
mientras ingieren la dieta.
Que la Tanda Extendida se
traduzca en jornada completa para bien de nuestros niños, niñas y jóvenes, para
que mejoren las condiciones de trabajo de las y los docentes y para tener
procesos y resultados educativos facultativamente mejores, son nuestros mejores
deseos.
Las
ventajas que ofrece la tanda única o de horario extendido, de 8:00 a 4:00
de la tarde en las escuelas públicas, más padres que tenían sus hijos en
colegios privados, especialmente en zonas de nivel medio y bajo, optan por
enviar a sus vástagos a los centros públicos que tienen esa modalidad.
“En algún momento la
jornada extendida será la cara de la educación pública y la meta presidencial
se plantea que sea el 80 por ciento de los estudiantes.
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